Tienen llaves
de invisibles
puertas sutiles.
A veces están pero no
permanecen
pero viajan
van y vienen.
En un céntimo de instante
han saltado hacia el verde infinito
han sido viento envuelto en valle
y valle
en el viento
envuelto.
Han delineado
el destino imaginario de las hojas
de todos los otoños por venir.
Se han amarrado
pañuelo fresco
la brisa marina al cuello.
Y han rozado
furtivos
la roída
felicidad del hombre.
Y entonces te miran
como en un reencuentro
como si se bajaran del tren del tiempo
en la estación de esta vida
sonriendo invisiblemente
dispuestos a contarte
cómo es que caben
los sueños del hombre
en valijas tan frágiles
como un céntimo de instante.
M.E.
Este poema es como abrir por un instante la puerta a todo el universo posible y quedarse allí, contemplándolo...
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