martes, 25 de febrero de 2014


Nocturna polaroid

Otra vez el pájaro nocturno
llama
En ritmo de tres notas
[Sol - Mi – Sol]

      Así
una vez y otra
          [Sol - Mi – Sol]


Cada madrugada
en la parte más alta de la noche
se empina
a cantarle al día.
A la luz
le canta desde lo oscuro
con todo su pájaro
corazón.

Cómo adivina que pronto
amanecerá
no lo sé.
El viene a cantar y apenas
las sombras palidecen
calla.

Como dejándonos
en las manos del día o
viceversa.

Yo sólo se que cada vez
que lo escucho
evoca en mi una nostalgia
larga
veo el mar
ensayando su canto dentro de un grano de sal
veo los bosques
murmurando en el vientre vegetal de la semilla
veo a Eva
despertando en la luna a su soledad más pura
luminosa
así
como desnuda por dentro
inmóvil cayendo
de espaldas sobre el alma
de las flores.

Y las tres notas golpean

[Sol - Mi – Sol]
esa ventana de agua

donde todo
está sucediendo
en un tiempo unísono
en el que el presente llueve desde
y hacia todas partes
y entonces para mi la nostalgia
cobra tantos
tantos
nombres.

Ay
ya está aquí
carcelero
con su jaula de luz
el día.

Las cosas recuperan sus
contornos
sus
medidas
sus
límites.
Con ello la duda
se diluye
y ya sabemos que
sin duda no hay poesía.

Lentamente
así
voy olvidando hasta sentir
que la noche
es algo que siempre
ocurre
en el pasado.

Heridos mis ojos
como ahogados de luz
me consuelo
pensando que ahora mismo
en algún sitio lejos
es de noche
las cosas pierden su alambrado
y se respira acompasadamente con todos
un pájaro
canta tres notas
y todo vuelve a empezar.

Inmortales

Hacemos poesía para espantar la muerte
ganarle la espalda siempre
morder su sombra
pintarle colores
que aún no se inventan

el poema transcurre en un tiempo propio
un tiempo fuera del tiempo
por eso en ocasiones
escasísimas ocasiones
cuando la poesía nos traspasa en un abrazo
nos estremece los huesos
entremos en una burbuja
de poético contra tiempo
y por un instante sagrado
sospechamos
que somos
en verdad

inmortales.