II
Los invisibles
tienen que llevar
piedras en los bolsillos
todo el tiempo
para no elevarse del piso y quedar
enredados en las ramas de los álamos
caer sobre algún pensativo tejado desnudo
o ser confundidos con ángeles
en los solemnes campanarios del Sur.
Por eso les gusta caminar bajo la lluvia.
Porque casi
tocan el piso todo el tiempo
sin piedras de invisibles en los bolsillos.
Y así pueden ir a la plaza
a jugar al sube y baja
sin sus miedos de invisibles
que les pesen
todo el tiempo.
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